Familia Camino Montañés
Hola a tod@s! Me llamo Jenny, y esta es mi historia…
Todo empezó cuando yo era muy pequeña, mi abuela, junto a mi abuelo, tenían una ganadería de ovejas y cabras en Sant Joan de les Abadesses (Ripollés/Catalunya), y yo pasaba allí todo el tiempo que podía y más. ¡Me Encantaba!…
Todo mi afán por los animales se lo debo a ellos, me enseñaron a cuidarlos, valorarlos, entenderlos, apreciarlos, amarlos y verlos de una manera distinta, . Ellos tenían una ganadería extensiva familiar, con valores y tradiciones de antaño, y a pesar de que los animales que tenían no eran para producción lechera, sí que ordeñaban las cabras y elaboraban de manera totalmente artesanal un queso fresco riquísimo típico de nuestra zona, El Mató.

Siempre tuve la necesidad de continuar, de tener mis propios animales, era mi sueño. Así que en cuanto tuve la ocasión y me lo permitieron mis estudios y mi economía, me lancé a ello. Ahorré un poco de dinero y adquirí 16 ejemplares caprinos de Raza Saanen, mi familia me ayudó mucho, aun así, fue duro.
En aquella época yo tenía 18 años, aun estudiaba y trabajaba para poder pagar sus gastos y los míos, era mucho trabajo para el poco tiempo del que disponía, pero eso no me asustaba, estaba muy contenta por estar consiguiendo lo que siempre quise.

Pasaron los meses, y poco a poco aumentaba mi pequeña granja, hasta que tope con mi primer problema, no sabía que hacer con tanta leche que producían, pues al sacarles los cabritos, tenía demasiada leche para consumo propio. Fue entonces cuando decidí incorporar unos corderos lechales, para que consumieran ese exceso de leche, ahorrar tiempo en ordeñarlas y sacar partido al asunto, ya que, en aquel momento no sacaba rentabilidad ninguna de los animales que tenía, pues con los cabritos no se costeaban sus gastos…
Fue así como incorpore ovejas, Lacaune Frances, de la ganadería de Quim y Gemma, familiar y muy cercana, ¡dos ganaderos y queseros extraordinarios!
Terminé los estudios y conseguí enseguida un trabajo relacionado con ello, tenía más calidad de vida, ganaba más dinero, todo iba bien y sin muchos cambios.
Una tarde de octubre de 2013, me contacto un chico por redes sociales, se llamaba Joel, era de mi pueblo natal y no lo conocía, a pesar de ser un pueblo relativamente pequeño. El tenía yeguas y vacas, y me pregunto si estaba interesada en adquirir unas cabras que el vendía, pues le habían comentado que yo tenía animales. Mi respuesta fue negativa, no quería mezclar la pureza de mi raza que con tanto esfuerzo y sacrificio había logrado. Aun así, fuimos hablando, y entrañando amistad, el hecho de que nos apasionaran a ambos los animales nos unió mucho, nos ayudábamos mutuamente y al poco tiempo surgió nuestra relación de pareja.
Convivimos unos meses compaginando nuestros trabajos con la ganadería, hasta que coincidimos rápidamente que teníamos que dar un giro a nuestras vidas, reducir animales y continuar con ellos porque nos gustan. Decidir entre dedicarles nuestro tiempo libre, o apostar por ello y dejar nuestros trabajos, porque compaginar ambas cosas era complicado.
Estuvimos buscando una finca para comprar y empezar nuestra aventura. Digo comprar porque había que hacer un seguido de inversiones costosas para la cría y producción de caprino y ovino de leche. Pero no encontramos nada que nos convenciera, cuando encontrábamos una parcela, o estaba muy lejos, o mal acceso, no llegaba la corriente eléctrica, no tenía agua. Un seguido de razones por las que no acabamos de decidirnos por ninguna. Hasta que los padres de Joel nos ofrecieron la casa familiar de Galicia, para empezar de cero, pues se había hecho un salto generacional y solo había la casa, no había estructura alguna para nuestros animales, más que 2 cuadras muy antiguas y pequeñas, pero, para empezar, servían.

Así el 11 de septiembre de 2014, nos trasladamos todos a Galicia, cabras, ovejas, vacas, maquinaria, perros, gatos… toda la familia.
Joel el día 12 tuvo que volver a Catalunya, tenía que terminar una obra, no pudimos esperarlo porque las cabras tenían los partos previstos para noviembre, y era un riesgo para ellas. Así fue como estuve viviendo un mes sola, en un sitio que no conocía, fue una experiencia divertida, pero dura, no me gustaría volver a pasar por ella.
Una vez que Joel termino el trabajo, vino para quedarse y empezamos la gran aventura, fuimos recriando ganado, haciendo trabajos que surgían para ir viviendo, comprando y creciendo poco a poco.

En 2016 ya teníamos la nave nueva para nuestro ganado, construida en la misma finca de nuestra casa, y ese mismo año empezamos a comercializar nuestra leche, nuestros primeros ingresos. También nació nuestra hija Marina, y en 2019, nuestro segundo hijo, Martín.
Hasta el día de hoy, hemos ido creciendo, pero siempre recordando que somos una ganadería familiar, artesanal, fuerte y unida.
Actualmente contamos con unas 200 cabezas de Cabras Saanen, 120 Ovejas Lacaune Frances y unas 40 Vacas Limusin, y emprendemos otro proyecto, uno que quisimos hacerlo des del primer día, pero no pudimos económicamente con todo. Estamos construyendo una Quesería, donde para este año 2022 fabricaremos quesos de nuestras cabras y ovejas, y quien sabe si nos aventuramos un poco más y en breve incluso de vaca, con nuestras Vacas Fleckvieh, no cerramos puertas.